Monday, September 14, 2020

Certero ataque al corazón

 
Su corazón hizo crack.
Después de mucho tiempo de aguantar el vendaval, la sangre ya no estaba dispuesta a seguir atravesando el camino de venas.
¿Se puede vivir sin amor?
La prueba irrefutable se encuentra en el silencio que invade al cuerpo desprovisto del alimento básico del alma. Los científicos, a diferencia de los poetas, aseguran de que el alma no existe, que todo es cuerpo y materia, ocupando un espacio en el tiempo.
¿Que es el amor, entonces? Una reacción química producida entre dos materias al azar que se atraen y que deciden unirse sin explicación alguna, para compartir una serie de emociones compatibles.
Su corazón, por alguna razón, dejó de latir, acosado por una enfermedad que no figura en ninguno de los diccionarios de medicina contemporánea y que los médicos expertos logran diagnosticar.
Un corazón que muere, se traduce en una materia que deja de ocupar un espacio en el tiempo, en un millón de moléculas que abandonan violentamente al átomo y se alejan hacia un lugar desconocido.
¿Se puede vivir sin cuerpo? Técnicamente no es posible, aunque se sabe de gente que ha prescindido de el. Una vida sin cuerpo equivale a un estado en el que se deambula sin rumbo fijo, sin dirección exacta, sin un comienzo ni un final definido.
¿Que es la muerte entonces? Es un punto suspensivo, un corte, una supresión momentánea de la existencia, un reencuentro con los Dioses, un abrazo a la Nada...

Stop. Una palabra no significa mas que eso y no tiene el valor suficiente, sobre todo si proviene de alguien tan insignificante e inestable como yo. Lo que diga no tiene ninguna influencia sobre la rotación del planeta y es tan desechable como una gota atrapada en el asfalto caliente.  
Mi voz es demasiado débil, como para mover las rocas de tu conciencia.
Por algún motivo, vuelvo a un estado cero, a una zona bombardeada, a las ruinas de una ciudad que alguna vez gozó de un esplendor efímero.
Por alguna razón, intento jugar a las adivinanzas para saber quien soy y me muevo dentro de un tablero de ajedrez, en el que el jaque mate está cantado desde el primer minuto.

Play. Desvío una idea y la conduzco a un sitio mas seguro, a salvo de la influencia de mis otras ideas que cargan una dosis letal de negatividad.
¿Se puede vivir sin mente?

Wednesday, August 26, 2020

El puente de Julio

 

En una habitación sin vistas, anclada en el bohemio barrio de Montparnase, un autor, nacido en Bélgica, criado en Argentina y exiliado en Francia, se lanza a su aventura mas arriesgada.

A lo largo de su experimento, que aun no tiene nombre, pero que pronto bautizara con nombre de juego Infantil, los personajes, porteños y parisinos, deambulan sin brújula,entre obeliscos y Campos Elíseos, bastillas con olor a rey decapitado, callecitas simpáticas en Palemo, cafés coquetos de La rue Vieuville, librerías sonámbulas de la calle Corrientes y algunas putas del Moulin Rouge.

La construcción avanza a toda velocidad y los rumores sobre la complejidad de la obra comienzan a circular como pólvora en reuniones de los círculos intelectuales mas selectos de la capital francesa, rumores que deciden subirse en un barco y atravesar el Atlántico, para desembarcar en las costas sucias del Rio de La Plata.

El puente es Bautizado como Rayuela, en homenaje a un juego , que se cuela en la merienda de las tardes amables del barrio de Banfield y lugar frecuentado por Julio, en las tardes nubladas de domingo.

El mundo se sacude con la bala que atraviesa el cráneo de Kennedy y deja huérfanos

a doscientos cincuenta millones de almas americanos, la guerra de Vietnam avanza como un cáncer, La batalla espacial inicia su primer round, con victoria por Knock out del Gigante soviético, El Che Guevara inicia una quijotesca cruzada atravesando las venas de América latina y un grupo de cuatro jóvenes de la Liverpool obrera, engendran su primer éxito musical en los charts de música británica.

El puente, que finalmente cuenta con ciento cincuenta capítulos sin orden cronológicos, se inaugura en la primavera agitada del 1963.

El experimento despierta pasiones en guerrilleros idealistas, amas de casa de suburbio, obreros de la construcción, estudiantes de la Sorbonne y de la Universidad de Buenos Aires, críticos literarios y lectores hambrientos, que se rinden a los pies de la novela.

Memoria

 

Un tempano.

un iceberg.

Navega en un océano de pasillos con aroma estéril.


Un agujero.

Un hueco.

intenta abrirse paso en un ejército de ojos,

disparan silencios en la espalda.


La mano de la Enfermera,

pulcra y tan amable.

La caricia de la aguja,

la melodía de respirador artifcial.


El llanto de la Madre,

rompe la calma, atada con hilos de zapatos.

La risa ausente del padre,

se desvanece con el rumor de un Desierto.

Gracias por el fuego

 

Desde niño, Julio, siempre había sentido una extraña fascinación por el fuego.

Su primer recuerdo se remontaba a aquel espectacular incendio de la antigua papelería de la Avenida Dorrego. El hilo de llamas devorando las paredes, la nube de humo bailando en el cielo y el aroma intenso a papel quemado, penetrando en los poros sin pedir permiso, lo atraparon para siempre.

A partir de ese día, el fuego, se convirtió en un placer irresistible.

quemar, quemar, quemar. Hojas de arboles muertas, bolsas de basura abandonadas, juguetes desechados, papeles sin sentido, libretas, libros, apuntes de la escuela, latas y botellas, comida en mal estado, prendas de ropa, artefactos…

Quemar. quemar. quemar. Hasta que no quedase rastro, ni huella visible en el espacio...


Pasaron los años, la infancia dio paso a una adolescencia solitaria y alienada, marcada por el rechazo de los compañeros de bachillerato, el pánico a las fiestas de cumpleaños, la fobia a las reuniones de fin de año y la creciente indiferencia de sus padres.


Los bomberos del barrio solían invitar a Julio el pirómano, apodo con que lo habian bautizado los vecinos de Almagro, a presenciar los incendios, con la unica condición de que el no fuese el autor del siniestro.

Julio elegía sentarse unos escasos metros del siniestro, improvisando una butaca y contemplando el espectáculo desde la primera fila, que siempre finalizaba cuando la ultima gota de fuego era extinguida y el ultimo suspiro de las brasas moría en los brazos del agua.

Pero nada era suficiente, y Julio siguió quemando, quemando y quemando, convirtiendo en cenizas, todo lo que caía en sus manos.


Todo cambió esa mañana gélida de Febrero, en la que Julio decidió consumar su obra maestra, calculada matemáticamente durante las semanas previas y ensayada hasta el hartazgo en su cabeza.

Julio despertó con el alba. Se armó de su inseparable mechero Zippo y su vieja lata de benzina. Salio de su casa y avanzo lentamente, atravesando la calle desierta del domingo, hasta llegar a las inmediaciones de la plaza San Martin, lugar en el que se encontraba su objetivo.

Miró hacia un lado y miró hacia el otro, asegurandose de tener el camino despejado de testigos…

Julio abrió la lata de bencina y roció el liquido sobre el cuerpo de una mujer, elegida al azar, para cometer su acto.

Acarició el mechero y encendió la mecha sagrada...

Julio contempló con extasis, sumido en un orgasmo, como la carne y los huesos de la mujer eran devorados sin piedad por las llamas.


Quemar.. quemar.. quemar...

Por primera vez en su vida, Julio sintió como su sed por el fuego, finalmente se apagaba.

Receta para calmar la angustia

 


  1. Verter en un recipiente Medio (1/2) kilo de juego infantil perdido.

Agregarle unas cucharaditas (No mas de tres o cuatro) de ebullición adolescente.

Batir hasta obtener una masa de despreocupación bien uniforme.


  1. Verter el contenido de la mezcla en una olla a presión y

Cocinar a fuego lento durante aproximadamente una hora.

Agregarle una pizca de pubertad prematura a gusto

Dejar fermentar durante unas tres horas.


  1. Servir el plato, revistiéndolo de una salsa de extracto de primer beso.

Podrá ser acompañado por un vasito de licor de cumpleaños o

de fiesta Navideña a elección

Monday, August 17, 2020

Indefinido III

Ese Yo sin alas , sobrevuela los agujeros de las noche. 

Esa noche sorda, arranca gemidos al insomnio. 

Ese insomnio árido , atado a los pies de tu nombre. 

Tu nombre sin memoria, se mira en el reflejo de una sombra. 

Debajo del vestido de la sombra, 

una pareja de errantes, 

beben la sed de las palabras, 

y hacen el amor con los silencios. 



Sonata (Dedicado a Erik Satie)

 
Sonata de piano amarga
Erick Satie lanza un fa mayor asesino,
la nota se fuga violenta de la partitura
Dispara a quemarropa,
y perfora un pedazo de corazón muerto.
La Oruga anciana  que ya no sueña con ser mariposa.


Golpe a la belleza,
Al calendario que devora los dias como moscas,
A la tierra cavando agujeros,
Al Ser, al verbo y a esos ilutres habitantes de la Nada.



Sonata II

 

Los dos planean un encuentro que amaga en convertirse en una fuga desesperada, en una escapada sin brújula, en un viaje improvisado a una isla borrada del mapa.

Los dos construyen una estrategia para arrebatar de un tirón, un par de a la insoportable levedad del calendario. Intentan dar a luz a una historia, a un prólogo que no despega y se estanca en un pantano de frases, párrafos y líneas confusas.

Se esperan, se miden y controlan matemáticamente cada uno de sus movimientos, jugando a un ajedrez de minutos y segundos.

Se arman de valor y finalmente deciden lanzar una caricia fulminante,                derribando los cimientos de una cárcel invisible, construida con dudas y secretos del pasado.

Aprietan con fuerza los cuerpos y se aferran un bote salvavidas, con la esperanza de evitar un naufragio que se asoma inevitable.

Disparan un abrazo letal, que cruza la frontera de la ventana y aterriza a salvo en una esquina huérfana.

Los dos flotan en una nube de piernas, manos y brazos que penetra cada metro cuadrado de la habitación.

Con el primer grito del alba, un ejército de relojes conspiradores los separa y los destierra de su pequeño refugio.

Salen afuera y colisionan contra un iceberg, anclado en el umbral del portal del edificio. 

Un ejambre de transeuntes contemplan con indiferencia la escena.

De repente, un aroma a despedida los invade, acuchilla las partículas del aire y amenaza con hacer estallarlo en mil pedazos. Antes de la partida, cruzan una mirada fugaz que muerde los bordes del silencio.

En cuestión de segundos, inician un exilio lento.Los dos se convierten nuevamente en dos extranjeros, en dos viajeros que arrastran una maleta repleta de deseos inconclusos, en una pareja de sonámbulos atrapada en un insomnio de promesas.


Indefinido II

 

Un recuerdo se desabrocha el paracaídas

y se arroja al vacío,

golpea su cabeza contra una fantasía

y se hunde en un océano de Amnesia.


Intenta moldear la memoria,

pero en lugar de brazos, brotan piernas ciegas

ojos ateos, oídos lisiados,

y sueños que laten sonámbulos.

Sunday, August 16, 2020

Indefinido

Ese Yo sin alas, sobrevuela las trincheras de la noche.

La noche sorda, arranca gemidos a una grieta amable,

atada al precipicio de tu nombre.


Tu nombre, sin memoria, se mira en el espejo de una sombra.

Debajo de la sombra, se esconde una pareja de errantes.

Beben la sed de las palabras y hacen el amor con los silencios.



Monday, January 2, 2017

Comienzo

Comienza con una caricia,
Una mano que se escapa  y que intenta atravesar intacta 
la geografía de una espalda.
Un brazo que se enreda en el eje de una cadera
Un beso que queda atrapado en una prisión de labios húmedos 
Una mirada que despierta del letargo a un par de ojos dormidos
Y una palabra que se pierde en el susurro de una sabana.

Es un pequeño juego matemático, 
Un interrogante científico que intenta descifrar la compleja maquinaria 
que hace funcionar a un par de cuerpos.
Una jugada de ajedrez emocional que queda suspendida...
en un tablero de sensaciones.

Comienza con un juego infantil que se resiste a entrar en las fauces 
de la madurez
Con un encuentro premeditado que se repite en el calendario
de una habitación.
Comienza con un roce mínimo, 
Con ese aliento que planea libre  sobre la pista de aterrizaje de su cuello
Con ese cosquilleo que provoca el contacto entre dos centros
Comienza así y no de otra manera
Aunque esta claro que ninguno de los dos piensa aun en como termina.
.



Al Loco del Pelo rojo

Pobre Vincent!
El loco del pelo rojo agoniza,
Atacado por otro de sus inquietos demonios,
Y esta vez ni las cartas a Theo van a salvarle.
Los girasoles se preparan a llorar tu muerte,
Los lienzos a vestir su luto
Y los pinceles a derramar sus lágrimas al óleo.

Pobre Vincent!
La pieza que no encajó en el engranaje
El alma que fue devorada por una sociedad demasiado ciega,
cono apreciar ver el verdadero color  de la realidad
Y que apretó el gatillo que acabo con tus sueños.

Ahora que tu rostro cuelga en la pared de un museo parisino
Que tus cuadros alimentan la boca de tus detractores
Y que tu nombre ya no es tan maldito,
Quizás encuentres en algún lugar entre él cielo y el infierno,
La paz que la Tierra siempre se rehusó a regalarte.


Nostalgia

Entre caricias de rascacielos anónimos,
y aroma a tarde de Domingo,
Entre reflejos pálidos del Río de La Plata,
y nudos de maletas atrapadas en las tripas de un Aeropuerto,
Asoman su cabeza  cadáveres de infancia,
buscando asilo en el Naufragio de un Recuerdo.

Irrealística


La marea se cubre de maletas
Los peces se suicidan con anfetaminas
la nostalgia crece y anda suelta
La costa camina  ciega  en cuatro patas,
Los árboles se emborrachan con absenta.

La arena se enferma de gangrena,
Los trenes duermen la siesta
Las  brújulas juegan una partida de póquer
La tristeza acampa en un bosque de cuchillos.

Miles

Miles lanzó un Sí bemol gigante.
La nota se escapó del vientre de la trompeta,
acarició los labios del contrabajo,
perforó el útero  redondo de la bateria.

Atravesó los muros del café del Greenwich,
Invadió los corazones negros del Harlem,
Estremeció las jeringas  de los dealers de la quinta Avenida,
Sacudió el estómago hambriento de los  beatniks de la plaza Washington,
explotó el cráneo de un  escritor hundido en un motel del Bronx,
y cruzó  a pié el Puente de Brooklyn,
hasta mojar los pies desnudos en la ribera del Río Hudson.




Sin titulo

Para olvidarte, 
solo necesito recuperar alguno de tus  silencios,  
lanzados  como misiles antiaéreos desde la base militar de tu cama 
o alguno de tus besos ejecutados por tus labios a veinte grados bajo cero.
Para convertirte en ilusión óptica, 
solo me basta con abrazar al Insomnio.

Para que Ana, tu nombre, 
deje de arrastrarme al derecho y al revés
Solo  tengo que amputar las patas a las vocales 
y cerrarle los ojos  a tus consonantes.

Poema Abortado

Tu boca ciega, amordaza palabras inútiles.
Tus ojos perdidos, en una nube de párpados cadáver,
Tu silencio, atrapado en una pantalla de cinco pulgadas,
Tu cabeza escondida debajo de una cáscara de minutos,
Tus piel construye una frontera de caricias,
Tus manos desnudan la quietud de mis dedos,
y estallan como cohetes huérfanos, 
en la atmósfera pesada de Domingo.

Agua

La inundación avanza sin piedad
se ahogan las putas del Este del Raval ,
los dealers lisiados, los yonquis tartamudos del Gótico,
los obreros sin espalda de Sants,
los noctámbulos ciegos del barrio de Gracia.

Una ola amputa los pies de la Sagrada Familia,
arrastra los colosos modernistas del Paseo de Gracia,
las estatuas a la deriva, 
navegan en una marea imposible, 
y se hunden en las profundidades del Arco del Triunfo.

La marea azota los bazares chinos de Poble Sec,
siembra el pánico entre turistas descalzos de la Rambla,
Lanza un latigazo demoledor contra la cabeza de Colón,
y la entierra junto a los peces de Vía Laietana.

La ciudad se hunde en una nube de silencio,
las calles se evaporan del mapa,
las esquinas son borradas del satélite,
los transeúntes devorados por el Mediterráneo.

La Balsa


Y un día no muy lejano, Buenos Aires se desprendió del continente, levó anclas y se transformó subitamente en una balsa gigante, que avanzó a través de la ribera del Río de la Plata, rozando peligrosamente las costas uruguayas. Del otro lado del Río de la Plata, los uruguayos contemplaban como espectadores de lujo, el increíble fenómeno ,que esa mañana sacudía la tranqulildad montevideana. Aunque en el fondo , no se dejaban sorprender demasiado, quizás por aquel viejo mito popular, que afirma que sus vecinos, siempre han tenido los ojos demasiado apuntados hacia Europa y siempre han soñado con arrancarse de un tirón, ese pesado karma de habitantes del fin del mundo.

Un centerar de científicos fueron convocados en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Naturales de la Avenida Córdoba. Tras realizar comprobaciones físicas, cálculos matemáticos y análisis geológicos de alta precisión, realizados con con aparatos con tecnología defectuosa y obsoleta, los científicos llegaron a una conclusion casi unánime: el hundimiento seria inevitable y se produciría en el preciso instante, en que la improvisada ciudad- balsa alcanzase la línea oeste del Meridiano de Greenwich, a la altura aproximada del paralelo de Groenlandia.

En cuanto a mí, en calidad de extranjero exiliado en el Viejo Continente y movilizado por un violento ataque de nostalgia, cultivada a traves de los años con pulsaciones de Piazzola y Cronopios de Cortazar, decidí reunirme con varios de mis compatriotas, agolpados desde primeras horas en las puertas de la embajada en Madrid, a la espera de noticias.

La fantasía del retorno, construida en mas de una noche de insomnio, ahora se hacía realidad y de manera impensada. El sur cruzaba a nado el inmenso charco de agua que desde siempre nos había estado distanciando.Claro que el nuevo escenario abría ciertas dudas en el horizonte y algunos , los mas pesimistas, especulaban con que el destino final no sería la península ibérica, sino que la balsa acabaría desembarcando en lejanas tierras Australianas.

A todo esto, los porteños, verdaderos protagonistas de la historia, ahora convertidos en improvisados pasajeros de una ciudad flotante, intentaban mantener la rutina y el caos cotidiano, aunque estaba claro que nadie era ajeno al fenómeno, que invadia las charlas de café, programas de radio y tertulias de televisión, desplazando a un segundo plano los acalorados debates políticos y las siempre eternas discusiones sobre fútbol. La idea de convertirse en europeos, dividía a la sociedad entre sus partidarios, en su mayoria familias Aristócratas de Bario Norte y sus detractores, humildes habitantes de las zonas pobres del Sur y fervientes defensores de la tradición latinoamericana.

Sin embargo ambas partes enfrentadas, coincidian en que en caso de un probable y casi seguro hundimiento, las primeras en saltar del barco serían las ratas de la Calle Balcarce.

Finalmente, luego de dos días de intensa navegación, a una velocidad promedio de unos doscientos nudos por hora, casualmente la misma alcanzada por el Titanic antes de chocar su trompa contra un un iceberg, la proa de la balsa acariciaba la linea oriental del temido Meridiano de Greenwich.

El aire cortó las garagantas de las ciento doce personas agolpadas frente a las puertas de la embajada de Madrid, incluso la mía, que esperaba junto a los demás un deselance trágico, similar al del famoso Trasatlántico.

Pero contra todo pronóstico, el hundimiento no se produjo y la balsa detuvo los motores,treinta metros antes de alcanzar la linea de Greenwich. Una inmensa sensación de alivio recorrió velozmente las calles de Buenos Aires, destrabando los estómagos anudados de sus diez millones de habitantes.

Lo cierto es que la balsa no se hundió, pero tampoco siguió avanzando, estancándose en el medio del océano. El resultado provocó una ola de desilusión en la multitud reunida en la embajada, que poco a poco fué abandonando las inmediaciones del edificio de Gran Vía, regresando a casa con amargo sabor de desilusión en la boca.

Pasaron los dias, pasaron los meses y los años. La noticia sobre el fenómeno se fue desvaneciendo, hasta transformarse en una simple anécdota. Los debates políticos y las apasionadas discusiones sobre futbol volvieron a ocupar su lugar de privilegio en las charlas de café, condenando al olvido el viejo sueño de convertir a Buenos Aires en la nueva Paris.

En cuanto a mí, sigo alimentando mi nostalgia crónica con pulsaciones de Piazzola y Cronopios de Cortázar, aunque en el fondo, guardo esa pequeña aunque débil esperanza, de que algún día, no demasiado lejano, podré recuperar mi karma de habitante del fin de mundo.





La Batalla de Miguel

“Un trabajo que lentamente te aniquila”, la frase deambulaba en la cabeza de Miguel.
Desde hace unos años, no se sabe exactamente cuantos, pero si los suficiente para sentirse atrapado en una jaula de escritorios, ordenadores, informes, carpetas y documentos, que lo asfixian de lunes a viernes, sábado y domingo una dosis efímera de libertad, que se extingue el lunes por la mañana, justo en el instante en que empieza el bombardeo del reloj despertador.

Miguel soñaba con una vida de escritor,  que le proporcionaría viajes por el mundo, noches de bohemia edulcoradas con gotas de exceso de alcohol y drogas, encuentros con artistas, relaciones esporádicas con mujeres atractivas y toda esa clase de cosas que conforman el ideal del artista que vive al limite y disfruta cada minuto como si fuese el ultimo. 
Miguel abre los ojos y descubre que aun continua encadenado a un escritorio, una silla, una montaña de papeles y un jefe de departamento, que merodea como un perro, vigilando que cada esclavo, cumpla con las tareas asignadas por el Director de la empresa, que a su vez vigila que el Jefe de Departamento cumpla con la obligación de mantener el orden en la la oficina. Cualquier intento de romper con las reglas establecidas, se traduce en un despido fulminante, sin goce de sueldo ni vacaciones pagas.

A pesar de esto, Miguel encuentra un hueco por la noche, le arranca  horas al sueños, se desangra en el vientre del Insomnio y  navega, atravesando  un océano de palabras vomitadas,  párrafos abortados, lineas que intentan trazar el mapa de una historia y  personajes siniestros, paridos con cesare en la mitad de la noche. La pagina escrita, cuando logra por fin dar a luz en el filo del amanecer, es un refugio anti bombas, un bote salvavidas, una patada en el culo a la monotonía, una  bocanada efímera  de aire  fresco que abre un hueco en la pared contaminada de la habitación.

Cada noche, Miguel se viste con su vieja armadura, desempolva la espada oxidada del armario y se lanza a pelear contra los ejercito de la monotonía, el vacío, la vulgaridad y  el sinsentido, que inician su ataque nocturno.
La batalla es cruenta, ya que los ejércitos poseen armas avanzadas y una legión de soldados bien preparados. Miguel, solo con su espada, intenta frenar el avance de las tropas, aunque el combate es desigual, ya que las fuerzas del enemigo son superiores en , Miguel no se rinde y pelea con dignidad hasta los primeros minutos del alba, momento en que las tropas inician la retirada temporal, desplazándose hacia otro frente de combate.
Miguel se quita su armadura, guarda la espada en el cajón del armario y  acuesta en la cama, agotado y  herido, por los ataques del enemigo. Pero el descanso sera breve, ya que es interrumpido por el bombardeo del reloj despertador, que inicia su ataque a las 7 en punto.
Miguel abre los ojos,  pesados como agujas y apoya los pies desnudos en el suelo. Atraviesa  mordiendo las paredes de la habitación y esquivando botellas rotas y colillas de cigarrillos, restos del combate librado durante la noche anterior.  
En apenas una hora, estará nuevamente sentado en el escritorio de su jaula matinal, esperando que las horas inútiles avancen, hasta desembocar en el sonido la campana salvadora de las 5 de la tarde, que le devuelva temporalmente su libertad.